Este año, además, la competición está siendo especialmente intensa y emocionante. Tan solo en la primera noche de regata, tres trimaranes de la clase Ocean Fifty volcaron y sus tripulaciones tuvieron que ser rescatadas, un recordatorio de la dureza de esta travesía atlántica. Por suerte se encuentran todos bien.
Aina compite en la clase Class40 gracias a la beca Cap pour Elles, un programa impulsado por Engie que fomenta la presencia femenina en la vela oceánica. A bordo del “Engie – Dessine-moi la High Tech”, y junto a la navegante francesa Axelle Pillain, la regatista mallorquina vive estos días su segunda gran aventura atlántica, tras el récord mundial logrado en 2024.
Desde la salida en Le Havre, el pasado 26 de octubre, las condiciones en el golfo de Vizcaya fueron duras, con mucho viento y mar formada que complicaron la navegación. La situación llegó a ser tan adversa que la organización ordenó una escala obligatoria en A Coruña para garantizar la seguridad de toda la flota.
Las navegantes llegaron el 29 de octubre, junto al resto de equipos, y retomaron la regata el 1 de noviembre, una vez mejoró la meteorología. Esta parada, que forma parte del recorrido oficial, contará en el resultado final: el ganador se determinará sumando los tiempos invertidos en las dos partes de la regata.
Ya en la segunda etapa, rumbo al sur, el “Engie” se enfrentó a un nuevo frente atlántico con rachas de hasta 60 nudos, un episodio que puso a prueba la resistencia de toda la flota. Varios equipos sufrieron daños, como el del patrón catalán Pep Costa, que se vio obligado a hacer escala en las Azores para reparar daños estructurales.
Aina y Axelle resistieron el temporal sin incidencias graves, aunque reconocen que fueron días duros, con poco descanso y muchas horas de maniobras. En los vídeos que han podido enviar se las ve animadas y optimistas: aseguran que tanto ellas como el “Engie” están bien, y que ahora, con condiciones más suaves, pueden navegar más relajadas.
Actualmente, la flota se divide en dos grandes grupos: uno que navega más al norte y otro, en el que se encuentra Aina, situado más al sur aprovechando los alisios a favor. Los equipos del norte avanzaron más rápido al principio, pero ahora se encuentran en una encalmada, mientras que la flota situada más al sur progresa con mayor velocidad. Habrá que ver qué estrategia da mejores resultados a medida que se acercan al Caribe.
Cerca de las islas Canarias, Aina y Axelle han aprovechado la calma para reparar uno de los anemómetros —subiendo al mástil— y poner orden a bordo. También ha habido momentos de buen humor, como cuando descubrieron unos huevos que habían “sobrevivido” a todos los temporales, y es que pequeñas alegrías cómo esta siempre soy muy celebradas a bordo.
Ahora, con la mirada puesta en Fort-de-France (Martinica), las navegantes encaran la segunda mitad de la travesía. Quedan muchas millas por delante, pero también la parte más oceánica y apasionante del recorrido.
¡Ánimo!





