El ejército de Estados Unidos ha comenzado las pruebas del barco autónomo más grande del mundo, el “Sea Hunter”, una embarcación de 40 metros de eslora diseñada para recorrer miles de millas sin un solo miembro de la tripulación a bordo y que fue presentado en San Diego (USA) recientemente.
Impulsado por motores diésel y capaz de alcanzar 27 nudos, el modelo se diseñó para encontrar y destruir los submarinos de naciones enemigas, pero en su presentación se dijo que no servirá únicamente al ejército, sino que también dará servicio a la náutica comercial, con la posibilidad del traslado de cargueros no tripulados entre países y, por qué no, posteriormente podría tener sus aplicaciones en la náutica de recreo.
La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), dependiente del Pentágono (EEUU), desarrolló la embarcación de manera conjunta con la empresa Leidos, con sede en Virginia, utilizando la Inteligencia Artificial (IA) para el desarrollo de un sistema capaz de tomar decisiones.
El prototipo es un “navío de guerra antisubmarinos no tripulado de rastro continuo” o ACTUV. El Sea Hunter está diseñado para navegar por la superficie del océano bajo cualquier condición climática y en viajes de hasta dos y tres meses. Puede desplazarse de forma segura, sin necesidad de humanos que lo controlen a bordo o a distancia, mediante un sistema de cámaras y radar para esquivar otros barcos. Emplea una combinación de sensores de alta tecnología y un sistema de control avanzado que evita colisiones y cualquier violación del derecho marítimo. Cuenta con varios tipos de radares y sistemas electro-ópticos para visualizar los alrededores, tanto de noche y de día. El laboratorio de física aplicada de la Universidad Johns Hopkins desarrolló el sónar principal de la nave y la empresa Spatial Integrated Systems se encargó de los algoritmos de navegación.
El objetivo ahora es probarlo en las costas de California durante los próximos dos años para comprobar la capacidad del barco en reaccionar por sí solo para evitar colisiones con el tránsito marítimo. En esta fase el buque contará con operadores humanos como respaldo, pero una vez que muestre su fiabilidad, la embarcación se manejará de manera autónoma y estará en altamar durante meses.
El director del programa, Scott Littlefield, dice que “no se pilotará la embarcación a control remoto”, sino que se le dará instrucción de nivel de misión, diciéndole a dónde ir y qué hacer, y en ese momento el software permitirá que el barco navegue por sí solo.
Inicialmente, el ejército construyó el barco para detectar submarinos eléctricos, pero los investigadores creen que cuenta con la capacidad de hacer mucho más, incluyendo un barrido de minas.
ACTUV Test de Velocidad y Maniobrabilidad