El Numarine 78 Flybridge M/Y “Still Water” ha atracado en Marina Hemingway, cerca de La Habana (Cuba) y actualmente aloja a 12 huéspedes estadounidenses y tres miembros de la tripulación. Se trata del primer yate de crucero que llega a la isla caribeña con bandera estadounidense desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana. Hay que recordar que a pesar de ello, el embargo comercial sigue vigente en su mayor parte. No obstante, funcionarios y empresarios de los dos lados tratan de aprovechar el acercamiento para que inversionistas estadounidenses reanimen la economía cubana.
A una velocidad de 20 nudos después de salir de Cayo Hueso, el Still Water saltó sobre la corriente del Golfo, que fluye hacia el Este entre Cuba y Florida antes de dirigirse al norte hacia Europa.
La primera imagen de Cuba llegó desde el faro de El Morro – una fortaleza de la época colonial construida por los españoles para defenderse de los piratas y otros merodeadores- que da la bienvenida, junto con las luces de El Malecón, a las embarcaciones que se acercan a La Habana. Una voz cubana dio la bienvenida por radio, ofreciendo indicaciones para encontrar las boyas encendidas que marcan el canal. El Still Water se deslizo silenciosamente hacia el muelle, donde esperaban funcionaros médicos, de inmigración y aduana.
Los pasajeros y la tripulación entraron al país con un “permiso de persona a persona”, uno de los 12 tipos diferentes de exenciones para que los ciudadanos estadounidenses puedan eludir la prohibición de visitar Cuba. De hecho, varias empresas de ferry y líneas de cruceros esperan poder operar pronto con sus servicios en la isla, llevando a estadounidenses que viajarían bajo las excepciones de la prohibición.
Los turistas de otros países, incluyendo aquellos que llegan por mar, tienen libertad para visitar Cuba. Pero cualquier embarcación comercial de la isla sin un permiso estadounidense tiene prohibido atracar en cualquier puerto de EE.UU. por seis meses.
En Cuba, actualmente, solo la Marina Hemingway y un puerto más grande recientemente completado en Varadero, en la parte oriental de La Habana, están en condiciones de recibir yates de lujo, explicaba Paul Madden, el agente de yates de Palm Beach que organizó este viaje. Madden tardó siete meses en conseguir la autorización de EE.UU., la única emitida hasta ahora para un yate chárter.
Madden, de 65 años, se ha asociado con Jim Friedlander, presidente y dueño de Academic Arrangements Abroad, una firma de Nueva York que lleva a pequeños grupos de personas adineradas del mundo del arte y universitario en aventuras y giras educativas alrededor del mundo. Aunque declinaron dar detalles sobre los precios del viaje a Cuba, los socios apuntan a clientes de cinco estrellas. “Todo el mundo quiere venir antes de que las cosas cambien”, señaló Friedlander, de 55 años.