Pudimos entrevistarle el Monte Real Club de Yates de Baiona durante la segunda cita del circuito de TP-52, al que se incorporó la pasada temporada como táctico del Paprec.
¿Qué le pareció la actuación del equipo francés Orient Express en la pasada edición disputada en Barcelona?
Creo que hicieron un buen trabajo, no olvidemos empezaron muy tarde y con un presupuesto muy modesto. Si confirman su participación en la próxima edición de Nápoles, espero que mejoren sus resultados. El equipo está más o menos en marcha, por lo que esta vez no tendrán tantas excusas si no mejoran sus prestaciones.
¿Qué opinión le merece la America’s Cup?
Lamentablemente y nostálgicamente, hemos pasado del estilo Sir Thomas Lipton al de Mr. Red Bull. El té tiene una cultura antigua, que requiere tiempo y es placentera. Por el contrario, una bebida energética es un trago de dos minutos. La Copa es aburrida, está absolutamente tecnificada, pero me aburre. El mayor problema de la vela es que la velocidad no es la respuesta, especialmente en match-race. El match-race es una lucha que es más interesante cuando la acción es más lenta, estamos perdiendo todo ese conocimiento.
Le veo pesimista
Estoy confuso con la AC, porque creo que no se puede volver atrás. Y es por eso que algunos países como España no pueden volver a la AC. La complejidad actual la encarece mucho, hay muy pocos equipos y eso impide que podamos ver más grandes regatistas talentosos. Creo recordar que en 1992 había unos doce equipos, en 2007 trece, probablemente más del triple de los que compitan en Nápoles. La vela nunca ha sido un deporte popular, hay excepciones en algunos grandes eventos como la Vendée Globe, pero no hay manera de copiar lo que se hacen en otros grandes deportes. Es un error intentarlo.
¿No le parecen excitantes las prestaciones de los modernísimos barcos voladores?
Insisto en que la velocidad no es la solución para que una competición resulte más interesante y atraiga al público. La gente que no es experta no comprende nada con el formato actual de la AC. Actualmente, comentar en televisión la Copa o también de SailGP es una tarea frustrante. Parece que sean “gamers” apretando botones en la rueda del timón y con unos cyclors medio escondidos. Estoy triste, las salidas son aburridas, no hay maniobras excitantes. La pérdida de conocimiento que comentaba antes se refleja en que no hay jóvenes que sepan cómo hacer un pelling (cambio) de espí, maniobrar con altas cargas en los winches, etc.
Me entristece decir que la vela con velas de tejido está cayendo en picado. La America’s Cup se supone que es el máximo exponente de nuestro deporte en muchos países, aunque no en Francia. En la vela oceánica creamos historias para atraer al público, la Vendée Globe es el máximo exponente. El único participante conocido por el 90% del público francés fue la joven Violette Drange, que finalizó 25. Tal vez solo el 10% de los franceses recuerden el nombre del ganador. No es necesario ganar para tener éxito, aunque es obvio que, en otras regatas -como en este circuito, los Juegos Olímpicos o la propia America’s Cup- el éxito es ganar.