La dispersión de clubes, reglamentos y regatas llevó a la creación de la Federación Española de Clubes Náuticos (FECN) en 1906, con sede en Madrid, formada por los clubes siguientes: Real Club de Regatas de Santander, Real Club Náutico de San Sebastián, Real Sporting Club de Guecho (Getxo), Real Club Marítimo de Abra, Real Club de Regatas de Alicante, Real Club Náutico de Barcelona y Real Club de Regatas de Cartagena.
Catalizador de esta entidad fue el cántabro Victoriano López Dóriga (1855-1938), ofreciéndose la presidencia de honor al rey Alfonso XIII. López Dóriga, persona de gran influencia, fue el presidente efectivo de la FECN hasta su muerte. Presidió diferentes asociaciones empresariales, tuvo parientes senadores vitalicios y fue persona de referencia en la náutica y en la marina española de la época. Se casó con una prima suya de nombre Matilde López-Dóriga y López Dóriga, hija de uno de los fundadores del Banco de Santander.
La Federación Española de Clubes Náuticos se encargaba, pues, de la gestión deportiva del remo y la vela en España, de la motonáutica a partir del año 1914, y del esquí náutico desde 1957. Pero el remo se apartó de esta entidad en el año 1918, cuando creó su propia Federación, por cierto con sede inicial en el Real Club Marítimo de Barcelona.
No es raro que los dirigentes de los otros deportes quisieran una gestión separada, pues desde su creación la FECN estuvo claramente escorada hacia la vela. Así lo demuestra el reglamento aprobado en la reunión de la Asamblea General celebrada en Madrid los días 20 y 21 de noviembre de 1908, para la designación de los representantes o miembros del consejo. Según aquel reglamento, cada club afiliado podía designar a un representante, además de un número de miembros proporcional al número de yates de cada clase, pero sólo clases de vela.
Suponer que la vela era el “todo” de los clubes de la época es mucho suponer. Por ejemplo, el Real Club Náutico de Tarragona, uno de los decanos de la náutica, fundado en 1878, se creó para la práctica del remo. Tanto es así que la gente denominaba a la entidad como el “club del guillats” (club de los chalados) pues les parecía que nadie en su sano juicio se dedicaría a la dura actividad del remo por simple afición, cuando era considerada una actividad reservada a los más pobres trabajos, como el transporte o la pesca, por no recordar la época de las condenas a galeras.
La FECN se fue organizando paulatinamente en zonas. Primero fue una zona norte y otra zona sur y después de la guerra civil (1936-1939) en cuatro zonas: norte, noroeste, levante y sur. La zona de levante estaba formada por las regiones de Cataluña, Baleares, Valencia y Murcia.
Fueron los deportistas motonáuticos catalanes quienes instaron a la separación de los deportes y propiciaron la desaparición, en la práctica, de la FECN. Esta situación no satisfacía a los deportistas motonáuticos de la época que habían solicitado reiteradamente su independencia administrativa y, vista su insistencia, el delegado nacional de deportes, José Antonio Elola-Olaso, les prometió, quizás para alargar el proceso, que les otorgaría la personalidad jurídica propia cuando un deportista motonáutico consiguiera, a partir del momento de la promesa, un título internacional.
Al conocer esta promesa, los entusiastas motonáuticos, en buena parte catalanes, comprobaron que la UIM no había otorgado en 1965 el Campeonato de Europa de la categoría EU y, a toda prisa, solicitaron su organización. La regata debía disputarse los días 21 y 22 de agosto de 1965 en el puerto de Sant Feliu de Guíxols.
Jaime Martínez Clotet, padre del piloto automovilista de Fórmula 1 Pedro Martínez de la Rosa, obtuvo la victoria seguido de los franceses Consteant y Watin.
Elola-Olaso cumplió su promesa y el 6 de noviembre de 1965 la comisión directiva de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes acordó el “desdoblamiento” de la FECN y la creación de tres federaciones estatales: esquí náutico, motonáutica y vela. Automáticamente se designaron presidentes a los que ya estaban al frente de los respectivos departamentos o secciones, así que la Federación Española de Motonáutica pasó a estar presidida por Luis de la Serna y Espina, médico militar y aviador santanderino, hijo de los escritores Ramon de la Serna (no confundir con Gómez de la Serna) y de Concha Espina.
El primer presidente de la Federación Española de Esquí Náutico fue el catalán Mariano Puig Planas, empresario del sector de la perfumería, y el presidente de Vela fue Juan Manuel Alonso Allende, ingeniero naval y regatista vasco que ya era el presidente de la FECN desde 1958. Sin embargo, durante el IV Salón Náutico de Barcelona, que se hizo del 19 de febrero al 6 de marzo de 1966, en el stand de 400 metros cuadrados, probablemente cedido por la Feria de Barcelona, estuvieron presentes todas las federaciones, también la de remo y de actividades subacuáticas, pero el espacio estaba mayoritariamente ocupado por las embarcaciones de vela. ¿Aquí se acabó la FECN? Pues no. Meses después todavía alguno de sus directivos acudía a actos protocolarios en representación, más o menos cierta, de la FECN, en lugar de por parte de alguna de las federaciones resultantes. Y es que a algunos lo de prescindir de la tarjeta se les hace muy difícil…
De hecho, muchos de los directivos de la FECN continuaron como directivos de la nueva federación de vela y consideraban que una era la continuación directa de la otra. Todos los clubs de la FECN quedaban automáticamente afiliados a la federación de vela, pero si querían afiliarse a las de esquí náutico o motonáutica debían gestionarlo expresamente.
La revista Yate y motonáutica publicó inmediatamente entrevistas con los nuevos presidentes, pero resulta curioso que la primera fue la de Luis de la Serna, en el número 10, correspondiente a diciembre de 1965, donde el nuevo presidente manifestaba su desagrado por el uso del término “incipiente” referido a su deporte. La segunda entrevista se publicó en el número 11 de la revista y fue a Juan Manuel Alonso, mientras que un mes más tarde se publicó la de Mariano Puig.
En cambio, el secretario general de la FECN, Rafael Gil Alfaro, que pasó a serlo de la FEV -y luego presidente desde 1968 a 1971- consideraba a los otros dos deportes “menores de edad” en una entrevista que le hicieron en 1966. (Yate y motonáutica, diciembre 1966). Vaya, aquí Gil Alfaro haciendo amigos…
No debe causar sorpresa toda vez que la separación supuso la fuga de un buen número de acaudalados empresarios y aristócratas de rancio abolengo.
Las federaciones de esquí náutico y vela tuvieron inmediatamente su sede en Barcelona. La de motonáutica se estableció en Madrid, donde se trasladó también la de vela, pero en mayo del año 2018 se decidió trasladar la sede de la federación estatal de vela desde Madrid a Santander. La entonces presidenta de la RFEV vivía en Santander…