Hace algo más de 400 años el rey Felipe II quiso invadir Inglaterra con su Armada Invencible, pero su flota fue derrotada, entre otras causas, por unos elementos atmosféricos adversos muy complicados. Una situación que llevó a nuestro rey a decir: “yo no envíe mis naves a luchar contra los elementos“.
Estos mismos elementos parece que han permitido ahora, más de cuatro siglos después, levantar los arenales donde dormía el pecio “La Juliana”, uno de sus barcos invencibles, cuyo hundimiento se produjo en septiembre de 1588 frente a las playas del condado de Sligo, situado al noroeste de Irlanda.
Un equipo arqueológico ha desenterrado frente a esa playa tres cañones fabricados entre 1588 y 1570, el año de la construcción de “La Juliana “, y que se encuentran en excelentes condiciones de conservación, según fuentes del Ministerio irlandés de Arte, Patrimonio y Cultura Gaélica.
Uno de esos cañones lleva grabada la imagen de Santa Madrona y una dedicatoria a esta religiosa, especialmente venerada en Cataluña y, en particular, en Barcelona, donde reposan sus restos.
También se ha descubierto una gran cantidad de material relevante con más de 425 años de antigüedad por lo que las autoridades han desplegado un amplio dispositivo para proteger el barco de los “cazadores de tesoros”.
El barco “La Juliana ” se dedicó al comercio entre España e Italia hasta que el rey Felipe II lo integró, junto a otros 130 navíos, en la flota de la Armada Invencible organizada por el monarca para invadir Inglaterra y destronar a la reina Isabel I.
Según los registros históricos, “La Juliana ” era un buque de grandes dimensiones, con un peso de unas 860 toneladas y capacidad para transportar 32 cañones, 325 soldados y una tripulación de 70 marinos.
La Armada -130 buques con 8.253 marinos, 2.088 remeros y más de 19.295 soldados- había sido víctima de los fuertes temporales, sobre todo, y de los brulotes ingleses (buques incendiarios) durante el verano de 1588, cuando se disponía a invadir Inglaterra.