Cuando leas estas líneas, probablemente estés celebrando Nochevieja cerca de una reconfortante chimenea. Mientras, dos valientes aventureros estarán navegando en la Patagonia chilena cerca de la cordillera de los Andes. Pero no lo harán en un barco confortable. Ellos, Didac Costa y Guillermo Cañardo, lo hacen en Patín a Vela por la infinita red de canales que les permitirá recorrer las 1.500 millas entre Puerto Montt y Puerto Williams. Navegan de manera autónoma, sin asistencia de ningún tipo y la dificultad de hacerlo por una ruta prácticamente deshabitada.
La idea fue del dos veces finalizador de la Vendée Globe Didac Costa. “Hace diez años, después de terminar la Mini Transat y esperando arrancar el proyecto de la Barcelona World Race, un amigo me propuso navegar en Patín a Vela por el Mediterráneo. Nunca había navegado en Patín y tenía curiosidad. Compramos dos barcos, salimos y durante un mes y medio llegamos hasta la costa de Liguria, pasado Sanremo (Italia). Fuimos costeando y me gustó mucho el tipo de navegación turístico, pudiendo disfrutar y sin el estrés de la competición. Llevábamos todo a bordo, navegamos unas seis o siete horas y parábamos donde encontrábamos un buen lugar para acampar. Regresamos por carretera”.
Después, Didac siempre pensó en sitios interesantes donde repetir una experiencia similar. Entre ellos incluyó Patagonia. Pasaban los años y él guardaba la idea en la cabeza. Y cuando en esta vida se dan una de serie de casualidades y circunstancias favorables, hay que saber aprovecharlas. “Hace algo más de un año supe que en Patagonia había dos Patines que teníamos disponibles. Decidí hacerlo dos personas porque solo es muy complicado, y tras considerar el posible compañero pensé Guillermo (Cañardo) que ya tenía experiencia en Patín. Él es un buen navegante y además es una persona muy entusiasta, positiva, persistente. Me pareció el compañero ideal, así que se lo propuse y enseguida me dijo que sí y nos pusimos manos a la obra”.
Didac es bombero de profesión y Guillermo es médico especialista en urgencias, repartiendo su tiempo en rescates de helicóptero, asistencia médica también en helicóptero y ambulancias. “Si sufro una lesión o una enfermedad sé que él sabrá cuidar de mí. Confío que él no tenga ningún contratiempo porque yo soy bombero, no médico”, bromeaba Didac.
Guillermo Cañardo empezó a navegar en un Patín cuando era un niño. Su padre lo embarcaba y navegaban plácidamente. Cuando cumplió siete años, su tío y también padrino le regaló un Patín Junior que sus primos ya no utilizaban. “Fui autodidacta y me gustó mucho. Años después navegué en windsurf y cruceros, antes de mis dos campañas Mini Transat 2015 y 2017. Recientemente hice la Ocean Globe Race. Fue una regata muy bonita, un proyecto amateur y la tripulación no nos conocíamos previamente. Conseguimos el barco (Swan 57) y completar la vuelta al mundo. Fue muy duro, ocho meses navegando sin que ninguno tuviéramos experiencia en el gran Sur. Inesperadamente, un día recibí un whatsapp de Didac diciéndome que tenía un proyecto para navegar en Patín por la Patagonia y que había pensado en mí para la aventura. Inmediatamente le respondí afirmativamente”.
Una apasionante red de canales naturales
Aunque la ruta transcurra casi completamente por canales naturales, no es sencilla. Son aguas protegidas, toda la zona recibe los vientos del Oeste que llegan desde el océano Pacífico, donde la orografía hace que soplen racheados. Pero los oestes pueden ser un poco del Norte y facilitar navegar con portantes, pero también rolar hacia el sur y obligar a ceñir virando en canales de una o cuatro millas de ancho. Además, las mareas a veces crean unas corrientes salvajes en puntos angostos, o en un cambio de anchura de los canales, que hay que respetar cuidadosamente cuando la dirección del viento y la marea son opuestos.
Didac nos explica cómo han estudiado minuciosamente la ruta, “Las cartas náuticas no son exactas porque no son zonas navegables. Las fotos aéreas de Google son nuestra referencia. No solo vemos el mar, si no también puntos de la costa donde poder parar y acampar”. Sobre la ruta nos dijo, “En todo el trayecto hay infinidad de canales paralelos y conectados, por lo que iremos eligiendo sobre la marcha el que más nos conviene por las condiciones o para encontrar buenos sitios donde descansar y parar para dormir. Con el patín es fácil encontrar sitios fáciles donde parar, hay muchísimos. Poco después de partir de Puerto Montt entramos en una bahía abierta al océano Pacífico. Son unas 25 millas que por suerte son en latitud más norte y la temperatura será más benévola si las condiciones son duras. Más adelante, la ruta más directa sería cruzar el golfo de Penas, pero tenemos previsto evitarlo navegando por canales, aunque sea la distancia sea mayor. Es la zona del parque Natural San Rafael donde algunos glaciares llegan a las aguas de los canales. En ese tramo navegaremos por un río, pero hay un punto que se interrumpe por el istmo de Ofqui. Si lo cruzamos por tierra nos ahorramos muchas millas. Son 1,5 kilómetros que haremos caminando cargando los barcos y la carga. Será duro porque además es un poco pantanoso, calculo que necesitaremos dos días. Alguna expedición en kayak ya lo han hecho, pero con el patín será difícil”. Por problemas de peso han descartado llevar algún tipo de ruedas para mover los barcos, aunque también porque el terreno es algo pantanoso. Han preparado dos arneses para cargarlos sobre los hombros. “Nos convertiremos en sherpas nepalís”, bromea Guillermo.
Navegarán con la casa acuestas. Ropa, material de reparaciones, tiendas de campaña y sacos de dormir será la parte principal de los 35 kilos que cargaran en cada Patín. Por suerte se abastecerán del agua de la nieve y glaciares junto a los canales. Sobre la carga, Guillermo explica “La carga no es un gran problema, el Patín navega con una persona de cien quilos, y nosotros más el peso de la carga rondaremos ese peso. Es importante distribuirla bien para que el barco siga bien equilibrado, pues la posición del peso es el timón. Las viradas son más lentas. Lo repartiremos todo en cuatro bolsas estancas en cada barco, tal como ya hemos probado. Hay que tener muy en cuenta que no podemos volcar para evitar que la carga pueda mojarse o incluso perderla. Si vuelcas completamente en aguas poco profundas también puedes romper el mástil. Llevaremos una pequeña boya en el tope del mástil para tratar de evitarlo”.
Didac comenta “Queremos ser totalmente autónomos, sin asistencia. Salimos de Puerto Montt y llegamos a Puerto Williams, en mitad del trayecto está Puerto Edén. Es un pequeño pueblo de apenas 20 casas donde llega un ferry cada semana y mandaremos la comida de la segunda parte del recorrido. Llevarla toda desde la salida era mucho peso para el Patín. Una ventaja de Patagonia es que el abastecimiento de agua no es un problema porque hay nieve, hielos y glaciares para abastecernos. Llevaremos un par de garrafas para almacenar agua y no sufrir; también pastillas potabilizadoras. En las primeras 100 o 200 millas hay algunos puertos, pero luego ya no hay nada. Llevamos una carga de 30/35 kilos en cada barco, donde además de comida y ropa incluimos algunos recambios básicos”.
Con la energía básica
Seguramente, amigo lector, estará pensando como solucionan la navegación y la energía. “Llevaremos una batería que hemos probado, es de litio y pesa unos siete kilos. Tiene suficiente capacidad para el poco consumo que precisamos. Necesitamos cargar el teléfono satelital y otros convencionales que empleamos principalmente para la navegación: meteo, mapas y usar como GPS. Las cartas son imprecisas y los mapas o fotos de satélite son mucho más exactos y descriptivos. También los utilizaremos para descargarnos ficheros de méteo y ocasionalmente enviar alguna imagen que grabemos. Para recargar la batería llevamos dos paneles solares plegables y hemos comprado un pequeño aerogenerador también plegable de camping que veremos si también nos ayuda. No sabemos si funcionará muy bien, pero como pesa poco hemos decidido llevarlo, no olvidemos que es una zona muy ventosa. También llevamos unas pequeñas baterías externas para el móvil y tener algo más de energía. La batería de litio es nuestra fuente energética principal y la hemos de cuidar, no es estanca por lo tanto deberemos protegerla muy bien porque si se moja podríamos tener un serio problema”.
Sobre la ropa comentan “Usaremos ropa parecida como si fuéramos a la Vendée Globe. Llevamos también un traje seco para días extremos. A mí particularmente no me gusta navegar con neopreno, Guillermo está más acostumbrado y se lo está pensando. La temperatura varía bastante entre las zonas norte y sur, también cuando pasa un frente, pero, aunque allí sea verano en el sur no pasará de 8-10 grados durante el día. Llevamos sacos de dormir buenos y por la noche no creo que suframos. Tenemos un pequeño toldo para proteger las tiendas de la lluvia que allí es frecuente. Si llueve será duro porque tienes más frío navegando y al acampar estás mojado, has de cocinar etc.”.
Combinar las posibles dificultades de navegación por la meteo y los numerosos canales por donde navegar no será un problema para este par de valientes. “Antes de cada etapa estudiamos posibles zonas donde recalar durante el día. Estamos preparando una guía por zonas. Las cartas náuticas no son tan exactas como las fotos y no te explican puntos de la costa donde detenernos. Las fotos aéreas son ideales para reconocer la costa y encontrar puntos donde parar. Hemos hecho especie de road-book de las etapas diarias, los llevaremos cargado en los móviles, que lógicamente llevaremos muy bien protegidos. Por si tenemos problemas de energía con los móviles llevaremos algo anotado o impreso. Por suerte hay muchas horas de luz, y los días de buenas condiciones intentaremos navegar tantas millas como podamos” explica Didac.
Cabo Hornos a contrarreloj
El destino final de su ruta es Puerto Williams, muy muy cercano al mítico cabo de Hornos. Una tentación que marcaría un hito en la historia de la navegación, las aventuras y las expediciones. “Sobre lo de cabo de Hornos la suerte será un factor determinante. Hemos de encontrar una ventana favorable, pero nunca ha sido el objetivo de la aventura, que siempre ha sido la travesía desde Puerto Montt a Puerto Williams. Pero estudiando cartas y mapas aéreos era inevitable mirar de reojo a cabo de Hornos. Veíamos canales y nos dijimos “¿por qué no intentarlo?”. Siempre lo hemos tenido como una opción, pero tiene que cuadrar todo”, dice Guillermo.
Cruzarlo desde el Pacífico es la opción idílica, pero también tienen un plan B nos cuenta Didac, “La travesía siempre la hemos planteado entre Puerto Montt y Puerto Williams, pero no descartamos la posibilidad de rodear el cabo de Hornos. Dependerá del tiempo que tengamos y las condiciones. Podemos ir desde Puerto Williams o continuar por canales hasta unas 10 millas de cabo Hornos y cruzarlo por el Pacífico navegando como en las regatas de vuelta al mundo. Hay un canal (Murray) que facilita mucho esa ruta, pero lamentablemente está prohibido para los extranjeros. Pero insisto que cabo de Hornos no es un objetivo, es más anecdótico y mediático. Sería muy bonito hacerlo, poner la guinda al pastel. Guillermo ha pasado una vez en una vuelta al mundo y para mí sería la cuarta vez. Lograrlo en un Patín sería un hito importante. Pero para coronar ese pastel, hay muchas millas que amasar, muchas horas de hornear y que los planetas se alineen para encontrar unas condiciones que lo permitan sin riesgo ni peligro. El plan B sería hacerlo desde Puerto Williams, haciendo una excursión sin carga en los barcos para ir y volver en el mismo día”.
Otro hándicap para intentar navegar por cabo de Horno es el tiempo. Ambos tienen un permiso en sus trabajos de 90 días que no pueden alargar. Si el ritmo de navegación es lento limita el tiempo esperando una ventana favorable para cruzar Hornos. “Los tres meses pueden ser un problema para Hornos si hay retrasos o la espera allí de buenas condiciones se alarga. Creemos que tenemos tiempo para completarlo si no surgen imprevistos serios. Calculamos navegar un promedio de 30 e incluso 40 millas diarias, algunas más con buenas condiciones de viento, navegando en empopadas y largos Queremos ganar para millas para tener margen cuando no podamos navegar por temporales. El patín con vientos portantes puede navegar fácilmente a 8-10 nudos de velocidad y ciñendo a unos 6 nudos, aunque al ser canales estrechos habrá que hacer muchas viradas. No vamos compitiendo, tenemos velas de mayor gramaje y con dos rizos. Una parte importante de la aventura es disfrutar el lugar, las montañas, glaciares, etc. En principio estamos pensando en navegar unas ocho horas diarias”.
Frío, cansancio, averías y salud, enemigos de su reto
Amigo lector, ¿valora ahora mejor el calor hogareño? Porque el frío es uno de los problemas que ambos consideran entre las dificultades para el éxito de su aventura.
Didac Costa reflexiona, “Ojalá solo hubiera una dificultad, hay varias. Son muchos días navegando y físicamente el patín es muy exigente, no estás sentado en la bañera o en la cabina, ni siquiera cogido a la caña porque el desplazamiento de tu peso es el timón. Aunque allí sea verano, las frías temperaturas afectan al rendimiento físico por mucha ropa de abrigo que vistas. Por supuesto también hay que evitar alguna rotura de material porque al acercarnos a una orilla podemos golpearlos contra alguna roca o romper un mástil, serían dos averías fatales. También que no suframos alguna lesión o enfermedad. En este sentido yo estoy muy tranquilo porque Guillermo es doctor, confío en que su habilidad y el súper botiquín ha preparado. Cuando lo pienso me acuerdo de las dificultades de una Vendée Globe, hay bastantes similitudes. No hay que olvidar que es los canales de Patagonia están deshabitados y muy lejanos a poblaciones, está en medio de la nada. La méteo puede ser muy dura, vientos de 40 y hasta 60 nudos allí son habituales. Es mucho viento para navegar en patín, pero incluso cuando estemos acampados en tierra”.
Esta expedición es un desafío personal de ambos aventureros, que hacen de forma amateur y aunque hayan recibido alguna pequeña ayuda deberán sacar dinero de sus carteras. Para Didac “Es simplemente una aventura. Hoy en día que todo es tan tecnológico y que la tecnología parece que sea el centro de todo, nuestro reto es que la navegación puede ser más primitiva en pleno siglo XXI. Nuestro reto es la navegación en estado puro, ser autónomos, superar exigencias y dificultades por nosotros mismos. Es un reto por todo, una aventura que vamos a intentar. Hemos hablado con mucha gente de allí o que ha navegado por la zona y nos dicen que nuestro proyecto es extremadamente difícil pero que es posible completarlo. Algunos nos dicen que lo ven imposible. Ya lo veremos”.
Preguntado Guillermo por las probabilidades de éxito, comenta, “Creo que tenemos probabilidades elevadas de éxito. Es un tema de resistencia, habrá momentos que lo vamos a pasar mal. Hay que ir avanzando, superar problemas. Didac es una roca, una locomotora. Yo no llego a la suela de los zapatos, pero creo que soy bastante duro. Es un tema mental, de resistir, ser resilientes. No te voy a dar un porcentaje, pero yo de ti apostaría a favor, risas”. Luego me insiste en dejar claro el porqué de su proyecto. “Hacemos esto porque nos gusta el Patín, tenemos ganas y tiempo. También nos motiva llevar los barcos hasta la escuela de vela de Puerto Williams, transmitirles a los niños y monitores el legado de este barco tan especial. Recientemente estuvimos allí y ¡¡nos están esperando!! El mecenas que nos presta los barcos es chileno, es un soñador romántico y también colabora con esa escuela, por lo que cerraremos el círculo de estos dos barcos, que un día llegaron a Chile desde Barcelona”.
Carlos Pich




