Sin duda las imágenes transmiten una misteriosa belleza que, en este caso, sin embargo, no debieran producirnos alegría sino preocupación. La costa de Hong Kong lleva un par de semanas atrayendo por la noche a propios y extraños con esta sinfonía de color azul que está causada por unos pequeños organismos en forma de corazón y cola. Se trata de una especie llamada Noctiluca Scintillans, organismos de tono azul o verde que exhiben bioluminiscencia cuando se ven perturbados por la contaminación, por el paso de embarcaciones, o al romper las olas en la costa. Es decir, si les molestan, provocan el brillo azul que durante las últimas dos semanas se ha percibido en la costa del país asiático. En este caso además están proliferando, y es que su crecimiento es estimulado por los contaminantes orgánicos, como los residuos del alcantarillado, que pueden ser devastadores para la pesca y la vida marina, ya que la noctiluca es un tipo de organismo que se alimenta de plancton, del que se alimentan otras especies. El plancton y la noctiluca se vuelven más abundantes cuando aumenta la presencia de nitrógeno y fósforo proveniente de cultivos.
Grupos ecologistas y académicos coinciden en que “Hong Kong y todo el delta del río Pearl tienen un problema con las aguas residuales”, según explicó David Baker, del Instituto Swire de Ciencias Marinas de la Universidad de Hong Kong.
En realidad, más allá de convertirse en síntomas de los vertidos en las aguas, los organismos no son peligrosos y no producen neurotoxinas. Sin embargo, cuando mueren se hunden en el mar, descomponiéndose y consumiendo grandes cantidades de oxígeno. “Ahí es cuando tenemos la formación de estas zonas muertas, donde todo lo que está viviendo, cualquier especie de peces o cangrejos que viven en el fondo, está en riesgo de morir a causa de la bajada de oxígeno asociada a la descomposición“, explicó Baker. El otro peligro es que atraigan a depredadores que sí que produzcan neurotoxinas.
El resplandor azul no puede verse con un mar en calma. Sucede, generalmente, al paso de las olas o bien por efecto de alguna embarcación. Este fenómeno provocó que muchos ciudadanos lanzasen piedras al agua para perturbar a los organismos y ver como el mar resplandecía.