Hace cinco días, el debutante Paul Meilhat (SMA) estaba a 1.300 millas del patrón británico Alex Thomson (2º). En esta tarde de jueves, la diferencia entre ellos se ha reducido a 835 millas. Thomson sigue siendo más lento que el líder, Armel Le Cléac’h, que registra 19 nudos de velocidad frente a los 11 del Hugo Boss, unas 200 millas al norte. Este efecto acordeón se debe a los vientos ligeros que predominan en medio del Pacífico, a mitad de camino entre Nueva Zelanda y cabo de Hornos (donde se encuentran ahora los líderes). La situación ha favorecido que el grupo perseguidor de Vendée Globe, liderado por Paul Meilhat, esté fulminando su distancia con los dos barcos al frente.
Mientras el Pacífico está siendo un tablero de ajedrez a nivel táctico y estratégico para los líderes, el Índico Sur está enseñando los dientes al principal pelotón de la regata. En particular, 450 millas al este de las Islas Kerguelen, el mayor y el más joven de la flota, Rich Wilson (Great American IV) y Alain Roura (La Fabrique) respectivamente, junto con el irlandés Enda O’Coineen (Kilcullen Voyager Team Ireland) tienen las peores condiciones de la flota con entre 35 y 40 nudos de viento.
Alan Roura (23) decía hoy: “Estamos en modo supervivencia. Hay mucho viento y mar dura y el barco va dando pantocazos todo el rato. Tengo que mantener el ritmo sino todo podría romper. El Índico es un demonio. Tienes que pelear cada día. Las condiciones van a seguir así de difíciles durante tres días. Estamos preparados para este tipo de cosas pero nunca sabes exactamente cómo va a ser. Es imposible tener un mínimo de comodidad. Es imposible comer y cuando dormimos estamos empapados. Incluso abrir la puerta es complicado porque hay mucha agua. Espero salir pronto de esto y cuando lo haga tomaré un sorbo de ron para celebrarlo”.
450 millas más adelante, la tormenta está cazando al francés Arnaud Boissières y al neozelandés/estadounidense Conrad Colman. El patrón de Les Sables d’Olonne, que compite en su tercera Vendée Globe consecutiva, lleva un rumbo 150 millas al norte de Colman. “Esta noche probablemente nos vendrá una buena sacudida. Estoy siendo precavido. No quiero verme con 45 nudos y rachas de 60 cerca de la zona de exclusión”, decía Boissières.
Antes de centrarse en la vuelta al mundo en solitario, el francés Thomas Ruyant ya había saboreado las mieles del éxito en las clases Mini, Figaro y Class 40. Con 34 años debuta en la Vendée Globe con un diseño de VPLP-Verdier que antes fue el Groupe Bel de Kito de Pavant. Ruyant perdió contacto con el grupo líder cuando tuvo que desviarse al norte para hacer reparaciones, pero ha recuperado millas tras sacar partido al parón forzado de los patrones que tuvieron que negociar la gran tormenta.
Hoy jueves contactaba con el centro de operaciones de París, donde comentaba: “Antes de entrar en el Pacífico tenemos que negociar una pequeña transición entre Tasmania y Nueva Zelanda. No es fácil, como hemos visto con los barcos de delante. Es difícil trazar la mejor ruta. Mi barco está en buena forma. Me tomé mi tiempo para hacer las cosas bien. Las reparaciones están bien y ahora me puedo centrar en el rendimiento del barco y las condiciones que me esperan. Estoy pasando mucho tiempo dentro del barco, arreglándomelas parar dormir y comer bien. Eso es importante para poder seguir. Antes de la transición iré amurado a babor bastante tiempo. Desafortunadamente, he tenido un problema con mi vela especial, diseñada para el Océano Sur. Se usa en rumbos de popa y es muy eficiente con entre 30 y 40 nudos de viento. Pero ahora estoy de nuevo al 100% y he reducido la distancia con los barcos de delante. Ahora es mi turno de tener condiciones complicadas. Debería aflojar para seguir en condiciones aceptables y dejar que lo peor de la tormenta se marche a Tasmania. Todavía queda mucho camino. Me sentiré más relajado en el Pacífico, donde hay más opciones de rutas. Para mí, éste es uno de los momentos claves de la Vendée Globe
Pieter Heerema (No Way Back):
“Ayer, después del frente, todo se volvió mucho más agradable. La pasada noche fue fabulosa: viento, ola grande (no como montañas pero sí como una cadena montañosa), una magnífica luna llena que radiaba una luz plateada y velocidad de barco.
Estoy contento con la decisión que tomé de dar un rodeo por el norte para evitar lo más duro de los frentes y la baja, incluso si el precio ha sido estar más lejos del grupo de delante. La pasada noche, el piloto automático funcionó muy bien con ola grande y velocidades altas y los timones también están bajo control ahora, así que con suerte la segunda parte del océano Índico será más rápida”.