Sus meses son intensos compaginando las campañas de SailGP y la preparación olímpica, pero además busca tiempo para entrenar discretamente en Moth. Recientemente compitió con una sensación agridulce en el mundial de Garda.
¿Cómo fue el Mundial de Moth?
Muy interesante. Tengo la suerte de estar en el grupo de desarrollo de Gonzalo Redondo (diseñador del barco) y a mí la parte técnica me interesa especialmente. Colaborar activamente con el diseñador y el astillero para tener el mejor barco posible siempre es un reto satisfactorio. La mayoría de regatistas de cabeza usan el Dieker, un Moth muy rodado y que es la referencia. Muchas intentan igualarlo o superarlo, pero es un camino complicado. Nosotros hemos empujado mucho. Fuimos al anterior mundial de Nueva Zelanda y estábamos muy lejos de los Dieker, luego hicimos un trabajo muy bueno y creo que en Garda estuvimos a un nivel parejo, con opciones de ganar. Respecto a las velas yo he estado trabajando con Doyle y pienso que hemos desarrollado una vela muy buena optimizada para las condiciones esperadas, viento térmico del sur de 10-12 nudos y algo peor con más viento. El viento no bajó de 12-13 nudos.
Finalmente se clasificó noveno, ¿pero qué expectativas tenía?
Con el entreno que había podido acumular y navegando bien aspiraba a ser sexto, y no navegando tan bien sobre el decimoquinto. Fui noveno, estoy muy contento, y más aún si lo comparamos con el anterior en el que no fui Top 20. Además. en Italia hubo una flota más densa y mejor preparada.
¿Acusa la falta de tiempo entrenando en Moth?
Un poco sí. En Nueva Zelanda hay un grupo de jóvenes que le dedican mucho tiempo al Moth, cien días largos e incluso algunos 200 días al año. Yo he navegado bastante dentro de mi disponibilidad. Tres meses antes del mundial fuimos a Garda con Joel (Rodríguez, su flight controller en SailGP) para entrenar in situ. Pudimos hacer tres stages de 10-12 días cada uno, En total allí hemos hecho casi 40 días de agua. En Santander apenas pude navegar porque el barco llegó tarde de Nueza Zelanda, y además por reglas de clase el astillero no pudo empezar a fabricar nuevas piezas hasta muy tarde, pusimos toda la energía en conocer Garda ya con las nuevas piezas.
¿Estar en un equipo de desarrollo le enriquece más allá de la aplicación a la propia clase? ¿Le abre miras para otros barcos?
Por supuesto, yo estoy acostumbrado en 49er y SailGP que son clases monotipos, donde buscas el límite de la regla en ínfimos detalles que puedan suponer una mejora. En el Moth hay más posibilidades de desarrollo. Mástiles más o menos rígidos, velas con diferentes materiales que estiran diferentes y con curvas de grátil, etc. Tamaños y formas de foils, las formas del casco, el ángulo de los trampolines, etc. Los sistemas son importantísimos para poder hacer cambios en el trimado de la vela para adaptarla a los foils, etc. Es un mundo infinito. En construcción lo mismo, decidir el compromiso entre la resistencia de los materiales y las cargas que soportan. Hemos llegado hasta donde hemos llegado, pero tenemos un margen de mejora enorme. Es fascinante.
¿Tiene previsto continuar navegando en Moth?
Sí, sí, sin duda. Me gusta mucho. Fíjate y verás que mucha gente que ha navegado en Moth y se aleja siempre acaba volviendo. Hay grandes leyendas que llevan 20 años y ahí siguen. La velocidad del barco es altísima para su tamaño. Las flotas son muy numerosas, con un máximo de 80 barcos en los campeonatos y se hacen dos o tres grupos. Las salidas son divertidas, es la ley de la jungla, hay que buscar un hueco y meterse.
¿Y la primera boya de barlovento?
Bueno, no tanto porque los tramos son lo suficientemente largos (con 12 nudos sobre unas 1,2 millas) para que la flota se estire por las diferencias de velocidad y la primera boya no sea una aglomeración. Pero en el mundial, cuando estás en la fase final del Grupo Oro las diferencias ya no son tan grandes y la intensidad en barlovento sube. Me sorprende que no sucedan más cosas.
¿Cómo va de peso para el Moth?
Voy bien, pero lo que es más importante es la forma de colgarte. Los regatistas de Laser tienen mucha técnica, y por suerte Joel que es olímpico en Láser me ha enseñado mucho, he mejorado mucho mi técnica. El rango está entre 80 y 90 kilos, pero es un barco con armas para defenderte con la falta de peso con velas más planas y mástiles más blandos. Pero en este barco tan técnico no debes olvidarte del trimado constante, no te puedes despistar ni un segundo.
LA COMPETIDA VIDA EN SailGP
Esta temporada, Diego Botín defiende el título brillantemente conquistado el pasado año. Es una liga extremadamente difícil, por la alta competencia donde no faltan otras estrellas de la vela mundial y con un nivel tecnológico no apto para los regatistas de a pie. Además, el aspecto comercial de la liga tiene en jaque la supervivencia del equipo español.
¿Cómo va la temporada de SailGP?
La verdad es que está yendo bien, obviamente con nuestros altibajos, pero en una competición de tanto nivel es normal. No puedes estar siempre arriba y que sea un permanente camino de rosas. Hay que aprender de los buenos y malos momentos. Hemos pasado el ecuador de la temporada y estamos peleando con el grupo delantero. Te diría que ahora hay cuatro equipos candidatos para disputar la gran final. Nueva Zelanda, Australia, Gran Bretaña y nosotros, pero tanto Canadá como Francia están muy cerca y con opciones de subir posiciones. Estar al nivel de estos gigantes nos consolida como un equipo grande. La temporada pasada nos fue muy bien, sentimos que todo nos fue de cara rematando el año con la victoria final. Ahora pensamos que hemos subido un peldaño y si hacemos las cosas bien tendremos un buen resultado.
Ganamos los eventos de San Francisco y Nueva York, justo antes de Portsmouth donde no nos fue bien. Tuvimos muchos fallos y el último día nos dimos una buena galleta en la segunda prueba donde rompimos muchas cosas. Perdimos el timón de barlovento que ejerce una tonelada de fuerza hacia abajo, es como si llevas un elefante sentado en la popa y de repente se cae al agua. El barco se clava de proa bruscamente y sin capacidad de reaccionar. Los fairings se destrozaron y son fundamentales. Pudimos competir la siguiente prueba del día, hicimos lo que pudimos y salvamos los muebles, pudimos reactivar las funciones del ala segundos antes de la salida. Podemos decir que fue una herida con poca sangre.
¿Repetir en la gran final sería un resultado bueno?
Sí, sí. Es razonable que lo alcancemos. Nos falta competir los eventos de Alemania, Ginebra, Saint-Tropez, Cádiz y Abu Dabi, en los que ojalá mantengamos la buena racha de los siete eventos iniciales.
¿Peligra el futuro del equipo o conseguirán una franquicia independiente de SailGP?
Hay muchísimo interés en la compra de nuestro equipo, hay negociaciones con distintos grupos y personas, somos un equipo sustentado por la organización y finalmente dependemos de sus decisiones. Ellos ponen las condiciones de venta, deciden si lo venden y a quien. Ya veremos lo que depara el futuro. Este año hemos incorporado un nuevo patrocinador y hemos disminuido el déficit. No es fácil añadir más patrocinadores y la energía está centrada en la venta del equipo. Confió que el grupo de inversores le dé un futuro bueno al equipo, esto es, que nos permita seguir evolucionando de una manera sólida, sin hacer locuras y que crezca a la misma velocidad que la propia liga. También me parece importante que genere un buen programa para nuevos tripulantes. Pero poco puedo decir, habrá que manejar lo que venga. Los únicos equipos no privados somos nosotros y Nueva Zelanda.
El futuro de la liga…
El crecimiento de la flota ha de ser en números pares, porque no habrá una flota de más de doce barcos. Ahora con doce barcos ya se genera una burbuja de desventes tan grande que si vas atrás es muy difícil remontar y con poco viento cuesta despegar. Parece que la próxima temporada habrá catorce equipos y el formato será con dos grupos de siete. Cada grupo disputará tres pruebas el sábado y tres más el domingo, y los dos mejores de cada lado navegarán la final a cuatro. Mediáticamente el interés aumentará porque se duplicará el número de pruebas en cada evento. Después se confía seguir aumentando dos equipos más por año hasta llegar al máximo de veinte, con dos grupos de diez.
¿Es difícil deportivamente para los nuevos equipos?
La primera temporada no es nada fácil. Este año tanto Brasil como Italia han empezado con buen pie, han sido inteligentes con algún tripulante experimentado, los cariocas un flight controller y un trimmer que les ha permitido progresar más rápido. Seguramente a final de este año se asomen a las posiciones delanteras. La regla de nacionalidad ahora permite tres tripulantes de otros países en vez de solo uno, es una mejora para el nivel e igualdad de la flota.
Carlos Pich, navegante y periodista