El 14 de marzo se inauguraba en el Museu d’Arqueologia de Catalunya de Girona la exposición “Deltebre I. Historia de un naufragio”, la historia de un barco militar hundido en 1813 en la desembocadura del Ebro durante la Guerra del Francés. Concebida como itinerante, la muestra permanecerá abierta al público hasta el 22 de junio, acercando al público a una historia real, a través de un yacimiento singular, excavado y estudiado mediante la arqueología subacuática.
El Deltebre I formaba parte del convoy militar que actuó en el sitio de la plaza de Tarragona. La conquista y defensa de la ciudad eran el objetivo de la expedición marítima que pretendía dividir la Península en dos partes y parar así el suministro francés para romper las líneas de defensa francesas y obligar al mariscal Suchet a retirarse de la línea del Xúquer y València. Sin embargo, el ataque fracasó y, durante la retirada, 18 barcos de transporte quedaron embarrancados por un temporal en la desembocadura del Ebro. Trece fueron recuperados y cinco quedaron perdidos en el Ebro con toda su carga militar, uno de ellos el Deltebre I, que era descubierto 200 años después por un pescador.
El Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya, tras localizar el barco en 2008, se encargó de su excavación y estudio, que está resultando excepcional pues se trata de uno de los pocos barcos arqueológicos que no han sufrido ningún expolio, con un buen estado de conservación y un alto valor científico. Tanto es así que incluso se ha conservado una botella llena de vino de la época del denominado “Fondillón”, todo un hallazgo enológico.
Fondillón vino de reyes
La botella “Fondillón” fue cargada en el puerto de Alicante y ha aparecido completamente intacta y en perfecto estado de conservación en la carga del “Deltebre I”. Según manifestó el director del Centro de Arqueología subacuática de Cataluña, Gustau Vivar, su buen estado se debe a la zona del hundimiento, frente al Delta del Ebro, rica en sedimentos.
El Fondillón desapareció hace un siglo a causa de una plaga pero hoy en día se está recuperando. El presidente de la Denominación de Origen de aquella zona, Antonio Miguel Navarro, encargado de confirmar de que se trataba de este tipo de vino, dice: “Sacamos una jeringuilla de líquido del interior de la botella y vimos que el vino había permanecido intacto y que, efectivamente, era un Fondillón, consumido en aquella época por reyes, príncipes y cardenales y que, en los barcos, se utilizaba también para luchar contra el escorbuto”.
Otros objetos descubiertos a bordo han sido un cañón fabricado en 1798, barriles que contenían balas, o una regla de cálculo entre otros.
La muestra, de 110 m2, cuenta la historia del barco en primera persona a través de un supuesto marinero, y se apoya en un libro obra de Carlota Pérez-Reverte, que descubre de forma novelada la historia del naufragio.
En la investigación y puesta en marcha de la exhibición ha trabajado el Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña con la colaboración del Museo Arqueológico Provincial de Alicante y del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos Alicante