42 embarcaciones provenientes de 12 países se dieron cita estos días en aguas del Club de Mar de Mallorca para disputar la 22ª edición de la Regata Illes Balears Clàssics que ha concluido hoy con el argentino Delphis (1930), patroneado por Martín Billoch, del yacht Club Argentino, como vencedor absoluto de la cita.
En su clase, Época Marconi, correspondiente a barcos botados hasta 1950 con vela triangular, se impuso sin problemas ante el Sonata (1937) de Jordi Cabau y se convirtió a su vez en ganador de todas las pruebas. Esto significa que su nombre quedará inscrito en la peana del trofeo al ganador absoluto que permanece depositado en el Club de Mar Mallorca a la espera de que algún barco lo gane tres veces consecutivas o cinco alternas.
Según Billoch, que fue regatista olímpico de clase 470 en Atlanta `96, esta victoria se debió a que las condiciones de la regata fueron las más favorables a su embarcación: poco viento y navegación de ceñida, algo que espera encontrar también en sus próximas etapas en el Mediterráneo, Mahón, Cannes y St. Tropez, antes de volver dentro de un buque a Argentina.
En FI15 el Lady Anne (1912) no falló y se adjudicó la victoria que había dejado bien amarrada en las tres primeras regatas de la clase, donde compitió en formato “match race” con el Hispania (1909). La última jornada fue, sin duda, la más emocionante. La tripulación del Hispania, patroneada Axel Rodger, se mostró especialmente inspirada en la primera prueba del día, en que se impuso por 48 segundos. En la quinta y definitiva regata, el Lady Anne, con el gaditano Juan Luis Serra a la caña, venció por apenas dos segundos. El resultado general fue de 4 a 1 a favor de la embarcación británica, que no obstante contó con una tripulación mayoritariamente española.
En la clase Época Cangreja (barcos votados hasta 1950 con aparejo trapezoidal), el Marigan (1898), patroneado y armado por el alemán afincado en Mallorca Tim Liesenhoff, se apuntó su cuarta victoria consecutiva en la Illes Balears Clàssics y se convierte en la embarcación que más veces ha levantado el icónico trofeo de la quilla de bronce del Club de Mar, diseñado por el escultor Álvaro de la Rosa. Su rival, el Spartan (1912), no se lo pudo poner más fácil, al no comparecer en la salida y haber optado por navegar, fuera de regata, en el área de los FI15. El Marigan es el barco más antiguo de la flota y uno de los más activos de España.
En Clásicos (barcos botados entre 1950 y 1975), el Giraldilla (1963), armado por Valle de la Riva y patroneado por Petete Rubio, también venció en las tres pruebas, sin embargo, al haber menos inscritos en esta clase que en Época, la fórmula para elegir al mejor de la flota no le favoreció.
La gran sorpresa en esta clase la dio el segundo clasificado, Kahurangi (1952), que fue buque insignia del New Zealand Royal Yacht Squadron, y que se estrenaba en Palma tras más de 40 años sin competir, con una tripulación amateur liderada por el cineasta canario Pepe de Miguel, que “rescató” el velero en Turquía y lo puso a punto para chárter y regatas de clásicos. El tercer lugar fue para el Emeraude, de Vittorio Cavazzana.
En el resto de clases, los vencedores fueron el Young Tiger (Dragón), de Nani Mas; el Annika (Vela Latina), de Miguel Rigo, que además se adjudicó el premio especial Pedro Cardona, en honor de este constructor naval mallorquín; y el Muga (RI Clásicos), de Antonio Oliver.
Premio “Leyenda del Mar”
La vela clásica tiene un espíritu inconfundible y en este encuentro se quiso dar un reconocimiento a la mejor representación de este espíritu, otorgando el premio “Leyenda del Mar” que recayó en el Spartan, una vieja dama de 104 años que se estrenaba en una regata europea.
Los expertos en patrimonio y náutica Manuel Gómez, Carlos Ferret y Chema Sans valoraron su excelente estado de conservación y el hecho de que sea el único superviviente de los nueve NY50 construidos a principios de siglo XX para competir en tiempo real en las regatas de la costa Este de Estados Unidos.
Durante la entrega de premios, el presidente del club de Mar Mallorca, Borja de la Rosa, valoró la labor de los armadores “como depositarios del patrimonio marítimo” y agradeció la pasión que permite dar una segunda juventud a estas embarcaciones.